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Érase una niña bonita.
Le decían todos ternezas
y le hacían dulces halagos.
Tenía la niña una muñeca.
Era la muñeca muy rubia
y su claro nombre Cordelia.
Una vez,érase que se era....
La muñeca,claro no hablaba,
nada decía a la chicuela.
¿Por qué no hablas como todos
y me dices palabras tiernas?
La muñeca nada responde.
La niña,enojada,se altera.
Tira la muñeca en el suelo
y la rompe y la pisotea.
Y habla entonces por un milagro,
antes de morir,la muñeca:
"Yo te quería más que a nadie,
aunque decirlo no pudiera."
Una vez,érase que se era...
Ramón Pérez de Ayala.
Ya te la dediqué en su día, hoy dejo la constancia de que eso pasó...
1 comentario:
Conmovedor poema y conmovedora fotografía.
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