...había creído que esto del amor fuera realmente una batalla y por lo tanto renunció desde el principio a cualquier intento de conquista. Pretendía tan solo ocupar pacíficamente su paisaje más íntimo... y ni tan siquiera eso. Sólo quería que ella, si fuera posible, le dejase apenas un momento, una esquina perdida de su corazón y un poco de su cuerpo...
 
No era mucho pedir. No le pedía, por ejemplo, que lo amase para siempre; por no pedir, ni pedía que lo amase. No pedía que se entregara a él como él ya se había entregado a ella... Ni siquiera que se le entregara... No pedía toda la vida, sino lo que ella buenamente quisiera, cualquier ratito que tuviera libre, le daba igual que fuera un año sabático que una noche de insomnio, incluso lo que dura el descanso entre el documental y la película o el tiempo de publicidad antes de que empiece el partido de fútbol...
 
O sea, que tampoco era para tanto. Pero si él le contaba todo esto, ella le iba a sonreír, le daría un beso (ese beso terrible en la mejilla que es mucho peor que un "no" definitivo) y encima le comentaría algo así como "qué cosas dices, bobo, mira que te quiero..."
 
El problema es que él no quería que ella lo quisiera así. Pero tampoco todo lo contrario. Por eso le resultaba tan complicado explicarse. Decidió entonces fabricar el mismo una palabra. Durante todo un fin de semana hizo muchas pruebas, diseñó sonidos, sacó moldes, se inventó signos, pero no daba con la palabra justa. Cogió también alguna de los diccionarios y con una lima trataba de endulzar los perfiles o amansar un poco los acentos... Pero no consiguió nada. Las palabras que le salían del horno de hacer palabras eran unas veces duras como piedras  y otras ni siquiera llegaban a cocer y se rompían antes... Las más doradas no tenían el tamaño exacto de su boca (la de ella) , de forma que tampoco servían... Y cuando estaba medio vencido , con sueño y harto de no encontrar la palabra nueva que sirviera para expresar sus sentimientos, puso el contestador automático y sonó su voz (la de ella) con un recado raro y sin explicaciones: "Quiero que nos enchucharremos ya!"
 
En el diccionario aún por escribir encontró en blanco la definición de la palabra enchucharrarse: actitud de dos que sin necesidad de llegar a mayores (o sí)   se abrazan fuerte prescindiendo más o menos del mundo. Dícese de quienes comparten dos soledades en un momento del tiempo y en algún lugar del espacio. Enchucharrar: juntar dos cuerpos sin necesidad de mirar hacia atrás ni proyectar el futuro. Características: para que se produzca un enchucharre y no otra cosa, la acción debe ser dulce, suave, en absoluto exigente, no premeditada, azul...y voluntaria...
 
Eso ponía en el diccionario.