Ahora

que te he encontrado, amor, te llenaré de helio y no te dejaré marchar.
Vuela, de mi mano, hacia el cielo...

Tablón de sueños

Hoy me he levantado con ganas. Ganas de soñar. Soñar que todo ha sido un sueño. Un mal sueño.
Y deseos. Deseos de que seas tú quién, el destino sabio haya sido, el que estés en mi camino.Deseos de que al llegar la mañana sigas ahí y no te hayas ido. Deseos de saber. Saber que soy yo la que definitivamente estabas esperando desde allí.Deseos de conocer cuáles serán las formas en las que me harás saber que soy tuya, que te pertenezco en el centro de tu alma, saber de qué manera me deseas.
Y que, al levantarme, me miras con tus ojos tibios de después del amor.¿Qué hay después del amor? Debería haber mucho más amor.
Medio adormilada con mi pelo enmarañado, mi gesto de Bella Durmiente, mi yema herida por el pinchazo.Mi cara marcada de la almohada y la luz que molesta a mis débiles pupilas. Y abrazada a tu cuerpo amando tu esencia, tu cuerpo, tu ser. Amando de nuevo la Creación.
Y que me miras recordando nuestra primera mirada cruzada, volviendo al primer instante.
Y yo, yo soñándote despierta y deseando que siempre sea igual que hoy. Que todos los días sean mi hoy, nuestro presente.
Y es que hoy, hoy me levanté con ganas de soñar y aunque no estabas, reconocí tu perfume en mi piel. Y me he girado sobre mi misma.No existes aún en este lado vacío de mi cama. He vuelto a soñarte. Hasta que llegues, seguiré soñando contigo.El día en que me invada tu presencia, ese día soñaré en tí.Cada poro de mi piel te habrá reconocido.

He vuelto. He vuelto con la intención firme de quedarme. Éste es el camino.
He vuelto. He vuelto a coger un lápiz como antaño. Para darle vida, para que me devuelva la mía. Lo he alzado y lo he observado hasta casi cambiarle su significado. Ya no eres un lápiz, eres yo, mi esencia, delator de mis oscuros momentos. Tomo un libro viejo, con sus hojas intactas, vírgenes, amarillentas por el paso propio del tiempo. Y a ti.
Escribo. Hasta aquí. Me paro y pienso mientras observo los trazos de mis letras marchitas. Pienso en cuánto tiempo llevaba sin hacer esto. Caigo en la cuenta de cuánto ha cambiado mi letra. Vuelve a ser de líneas consistentes, mi caligrafía, un desastre. Pobre de mí si me viera aquella vieja señorita del cole.
Y así estamos los tres: Lápiz, Papel emborronado y Corazón hecho trizas. ¿El motivo? Ninguno. ¿Cómo me afecta? Dejándome brotar en palabras sin contención alguna posible. Escribo al ritmo de lectura.
Y es que he vuelto. Y no pienso marcharme.

Deliriums tremens

Dicen que alguien que sufre de delirios contiene una bomba de relojería en su interior, en su cerebro. Habitualmente, además, éstos vienen a explotar una serie de sentimientos e ideas que habían sido relegados a un plano interior de la mente.
Por estadísticas, los hombres son los que sufren más agudamente de esta sintomatología. La diagnosis suele revelar que la enfermedad sale a la vista pública porque las personas nos callamos cosas; vamos guardándonos sentimientos, palabras, ideas y cualquier cosa que pueda dejarnos al descubierto que sentimos, todo lo que a los ojos de la sociedad esté mal visto, infravalorado, lascivo o vergonzoso.
Así, en este estado semicatatónico de delirio proveniente de una fiebre, aún tímidamente controlable, escribo esto.
Porque soy mujer. Porque no quiero sufrir la agonía del delirio. Porque no me importa lo que la sociedad quiera pensar sobre mí. Y porque, realmente, tampoco me importa lo que tú vayas a creer qué soy.


"...Hágase tu voluntad en la Tierra como en el cielo...
... Y líbranos del mal. Amén”

Esto es en lo que ando trabajando...por eso os he tenido en vilo estos meses...Perdonad la ausencia