Otra noche,una más

Llego, cansada del trabajo, manos cansadas, ojos cansados, vacía de sentimientos.Cansada e inerte.
Hace tanto de mi último monólogo...
He explicado ciento de veces que es mi terapia.De mis cosas que me afectan para liberar algo de carga y que tus ojos se la lleven donde no pueda alcanzarla aunque al fín vuelvo a releer y me doy cuenta que ese paquete sigue ahí, no ha habido movimiento alguno en todo este tiempo.De mis cosas buenas para creérmelas menos y que, así, no se convierta en una de mis cosas malas, de las que duelen más profundamente de lo que nos separa del abismo.
Y me siento, queriendo escribir algo, algo que sienta.Y no lo hay. NI amor, ni desamor, ni siquiera indiferencia.No hay nada. Yerma, seca como las hojas que en breve comenzarán a caer.Y me doy cuenta que me estoy inmolando.Cada hora que pasa ya no es una hora más, sino una menos.Y doy gracias porque se que ese tiempo pasado no volverá, pero que estoy condenada a repetirme; a tropezar cien veces contra el mismo obstáculo.Y caer. Y levantarme mientras queden fuerzas.Cada día, a cada hora, me cuesta más, quizá es que ya no quiero levantarme ni malgastar mis energías.Puede ser.
También puede ocurrir que haya conseguido el blindaje que andaba buscando; eso si, de segunda mano.Pero me siento bien así, sin despertarme con el desasosiego porque me faltas (seas quien seas), mirar fijamente el teléfono para ver tu nombre (seas quien seas), soñar por la noche contigo.No eres, no estás, no existes.
Y, repito, me siento bien.
Cada instante que pasa es una mariposa de mi mente la que muere, asesinada por mis propias manos.Pero no me importa.Un día, simplemente, me habré convertido en ese personaje esperpéntico que nunca quisieras ver. Y tampoco me importa. Estoy bien. Puedo sola.Nada me daña. No me duele.
Y quizá, un día, termine de convencerme.