Esta es mi guerra hoy.
¿Ser indiferente frente a determinados momentos, o gritar desde arriba de una silla todo lo que siento?
Callar auque mi alma se queje y le moleste lo suficiente como para explotar y escribir hasta que se sequen las lagrimas, o gritar hasta que me sangre la voz?
Gritar hasta que tiemble, hasta que salga, hasta que borre, hasta que terminen las batallas internas, las guerras, aunque la sangre que corra sea invisible, están ahí luchando adentro bien adentro a veces hasta me cuesta divisar el plano de batalla, convengamos que los enemigos conviven dentro de mi, dentro de cada uno somos enemigos de nosotros mismos…
Gritar desde mi balcón como si estuviera en la cima de una montaña tomando un poco de frío para mi corazón o gritar desde aquella montaña la guerra que en este mundo me tocó vivir hoy tal vez distinta, muy distinta a la de mañana y tal vez muy distinta casi incomparable a la de ayer, a la de hace un ratito…
Gritar por que me lo permiten, o al menos eso quiero creer, o tal vez solo gritar por que por más que grite y tiemble, y se canse mi voz, se aburra, sangre, duela, se quede sin más que gritar, no sepa como, no quiera, se golpee, quede inconsciente… nadie, absolutamente nadie lo va a escuchar...
Gritar por que hasta mis oídos quieren hacerlo, incluso mi sombra grita entre los suyos y los murmullos llegan a mi por entre las hojas que se caen de los árboles mientras se tiñen de amarillo a la mañana temprano, cuando de a poco entre la neblina sale el sol y calienta el rocío para que éstas rocen suave el aire que les toca rozar, y caigan luego al vacío de otras millones de hojas amarillas que hacen lo mismo… rozan el aire, y caen, se aplastan.
Gritar por que ya no hay nada más que perder, Mas que mis propios gritos.Gritar... esa mi guerra hoy, acá, asi, es esa es mi guerra, lucho.
Si hoy, contra mi voz, y me acabo de dar cuenta que acaba de cambiar mi guerra, ahora lucho en realidad contra lo que mi voz quiere decir.
